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El crimen fue en Granada

Cultura

El crimen fue en Granada

Fernando Cabrera. Periódico EL LORQUINO. 17/08/2016 


Fue hace 82 años; justo 82, que la madrugada de un 18 de agosto se tiñó de rojo.

garcia lorca

No hubiera sido ningún hecho extraordinario, teniendo en cuenta que se estaba en guerra; y aunque se pueda pecar de insensible, aquello era bastante normal. Un crimen tras otro, de un lado y del otro; pues era la maldita guerra.

Uno de esos errores que los humanos no somos capaces de olvidar y siempre nos condenamos a repetir. En aquella condenada época en que las ideas eran similares a delitos, en que las palabras con voz propia eran consideradas armas y en que la libertad era sinónimo de condena a muerte, las armas silenciaron a muchos. Uno de ellos se llamaba Federico, y se apellidaba García Lorca.

Se le vio, caminando entre fusiles,

por una calle larga,

salir al campo frío,

aún con estrellas de la madrugada.

Mataron a Federico

cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos

no osó mirarle la cara.

Todos cerraron los ojos;

rezaron: ¡ni Dios te salva!

Muerto cayó Federico

—sangre en la frente y plomo en las entrañas—

… Que fue en Granada el crimen 

sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

Antonio Machado, en su forzada marcha hacia el exilio, ya enfermo y quizá conociendo que nunca volvería a su querida España, escribió en 1937 esta emotiva elegía al famoso poeta granadino; asesinado sin piedad un año antes. Federico García Lorca ya era un famoso poeta a sus 38 años, consagrado como uno de los mejores literatos del siglo XX, sus obras conmovían al mundo entero. Pero las terribles garras de la guerra no distinguían entre famosos y anónimos, entre gente culta o gente más sencilla, la muerte acechaba a todos por igual si no pensabas lo mismo que aquellos que te habían capturado. Y más allá de la existencia de bandos, estos tres temibles años que duró la contienda, se intentaron silenciar voces que clamaban a la belleza, al pensamiento y a la libertad.

Muchos consiguieron huir del país, como Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez, y otros sufrieron las penalidades de la guerra y la prisión, como Miguel Hernández. Pero García Lorca no fue capaz ni de respirar el cruel ambiente de la guerra, el no tuvo tiempo a nada. Poco podemos decir de su vida que no sea conocido. Nacido en Fuente Vaqueros (Granada) en 1898, en el seno de una familia acomodada, siempre se interesó por el mundo del arte en todas sus facetas, pero sería la poesía y el teatro las que ocuparían su mayor producción y dejarían un legado sin igual. Fue amigo intimo de Dalí y de Buñuel, y se relacionó con otros grandes como Rafael Alberti o Juan Ramón Jiménez. Perteneció a la famosa Generación del 27 y fue capaz de aunar la belleza de sus paisajes con el sobrecogimiento y el dolor de sus personajes. Suyas son obras indispensables como el Romancero Gitano, Poeta en Nueva York, Poemas del cante jondo, La casa de Bernarda Alba o Bodas de sangre, entre otras muchas.

Visitó América en 1929 (de donde surgió Poeta en Nueva York) y se empapó de otro mundo totalmente distinto al suyo. Volvería a España al año siguiente tras pasar por La Habana, pero no se quedaría quieto y creó junto Eduardo Ugarte un grupo ambulante de teatro integrado por universitarios, llamado La Barraca. Sus obras ya eran de sobra conocidas en muchos países, por lo que cruzó de nuevo el charco para viajar a Argentina, donde triunfó más que en ningún otro lugar. Pero a su vuelta a España, en 1934, no sabía lo que se avecinaba, y en sus dos siguientes años terminó algunas de sus obras más conocidas como La casa de Bernarda Alba o Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

Cuando el estallido del conflicto estaba próximo, algunos países latinoamericanos le ofrecieron asilo, temiendo represalias por su aproximación a la república, pero el poeta rechazo tales ofertas y pensó que sus muchas amistades con grandes personajes pertenecientes a la Falange le ayudarían si era necesario. Tan sólo unos días antes de que se alzaran en armas los rebeldes en Melilla, el poeta había llegado a la casa de su familia y quiso vivir como si no pasara nada, pero pronto tuvo que esconderse de los criminales que venían a por él, y lo hizo en casa de su amigo Luis Rosales, conocido falangista, al igual que sus hermanos.

Pero esa ayuda no hizo más que retrasar un poco la tragedia, pues el 16 de agosto sería apresado por la guardia civil, sin que sus amigos pudieran hacer nada, y conducido al Gobierno Civil. Como curiosidad, se podría añadir que el mayor responsable de las denuncias contra Lorca fue Ramón Ruiz Alonso, que le acusó de ser un espía ruso, sin prueba alguna. Y la curiosidad es que este hombre era el padre de las famosas actrices Terele Pávez, Emma Penella y Elisa Montés, y abuelo de Emma Ozores, hija de ésta última. Aunque hay varias versiones y el día de su muerte se mueve de un lado a otro del calendario, la oficial y más aceptada es que su fusilamiento tuvo lugar en la madrugada del 18 de agosto. Se comenta que le acompañaron otros tres hombres, dos banderilleros de afiliación anarquista, Joaquín Arcollas y Francisco Galadí, y un maestro, Dióscoro Galindo. Triste fin el que les llegó en el barranco que unía las poblaciones de Víznar y Alfacar, cuando el sol comenzaba a teñir el oscuro cielo con una tenue luz, las armas atronaron y regaron la tierra con la sangre de los inocentes. Mancharon el suelo con su incompetencia y su maldad, haciendo marchar a uno de los poetas más brillantes que España y el mundo han conocido.

Tal es la grandeza de Lorca, que el propio H.G. Wells quiso saber del paradero del poeta enviando un telegrama al Gobierno Civil de Granada. Poco sabía (¿o quizá se lo imaginara?) que el destino de Lorca ya se había desprendido del fino hilo que lo sujetaba. Ahora muchos lo idolatran y visitan su supuesta fosa en el paraje de Fuente Grande (Alfacar), pero hubo un tiempo, durante la dictadura, en que en esa zona el nombre de Federico García Lorca era estigmatizado y pocas veces pronunciado, y si lo era, con miedo.

Un hombre al que mataron por hablar de libertad y belleza, por mostrar personajes que no eran cómodos para muchos y por las ridículas razones de ser homosexual, masón (nunca demostrado e igual de ridícula) y espía ruso (vulgar falacia fruto de envidias e inquinas). Este es el humilde recuerdo a este grande del arte, 80 años después de que ocurriera el crimen en Granada.




Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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