«Porra Negra», el barbero lorquino que maldecían todos los gitanos

En homenaje al historiador lorquino José Luis Alonso Viñegla, fallecido con tan solo 58 años por una grave enfermedad en el año 2012. AVISO LEGAL: El relato que se reproduce a continuación se encuentra bajo derechos reservados de Copyright del autor, y bajo la autorización expresa de la familia del escritor de ser reproducidos en esta web de Periódico El Lorquino. Por lo tanto queda prohibida cualquier otra copia sin dicha autorización. 

Por defender la honra de una tabernera, a «Porra Negra» un gitano le vació un ojo. Desde entonces el odio a hacia esta raza fué su razón de existir. Era un atleta, alto, fuerte, un buen mozo que a pesar de su accidentada tara levantaba los suspiros de las rabaleras.

Era un barbero prestigioso, y su barbería instalada en la cuesta del puente de piedra de San cristobal, era una pesadilla para los de la raza calé cuando intentaban pasar a la ciudad. Desde allí oteaba el horizonte como un Hércules semi-divino, y los gitanos maldecian a «Porra Negra», pues si el héroe estaba en su establecimiento no habia quien pasara, y tenian que rodear el rio por el paso de » La Tablica» en San Diego, y que comunicaba con la urbe a través de la Fuente del Oro, donde las mujeres lavaban la ropa en los baños de reminiscencias morunas.
Dicen que un gitano venido de Murcia entró en la barberia cuando no estaba » Porra Negra «, y el aprendiz, un mozalbete nuevo e ignorante de la tragedia, llamado Paco Baenas, le prestó servicio.

¡ Ay de que aquel infausto día !, cuando » Porra Negra » se enteró mandó venir a una cuadrilla entera de albañiles para que levantaran y sustituyeran las baldosas mancilladas.

En otra ocasión le persiguieron hasta el canal de San Diego, y para huir de sus perseguidores dió un tremendo salto alcanzando la otra orilla, burlando así a los que querian matarlo.

Toda la ciudad se hacia eco de sus hazañas, y las noticias corrian de boca en boca por La Corredera, que por entonces oficialmente llevaba el nombre del gobernante de turno, y se formaban corrillos para comentar los sucesos.
» Porra Negra «, el barbero arrabalero pasó a convertirse en el Cid Campeador de la Ciudad del Sol.
Pero esta vida azarosa tuvo sus consecuencias. Los gitanos se la tenían jurada, y se confabularon para acabar con su fama.

Y una tarde de primavera, paseando solo » Porra Negra» cerca de los «Sangraores», junto a las vias del Puente de Hierro, » el puenteyerro » no vió venir a un taimado de los conjurados que se escondía a su visión situandose en el escorzo de su ojo tuerto. La máquina de vapor avanzaba traqueteando las traviesas, y el maquinista hizo sonar el silbato mientras una columna de humo gris se levantaba hacia las nubes.

» Porra Negra » se sentó en un caballón a esperar, y entonces, su asesino, por la espalda le asestó un golpe mortal en el cuello, dejando a » Porra Negra» desangrado en la tierra. 

El revuelo fue enorme, el asesino se perdió en la negrura de la noche y del olvido, y la familia de » Porra Negra » emigró a Barcelona.

Pero el recuerdo de » Porra Negra » aún revolotea por el barrio de San Cristobal. 

Redacción: José Luis Alonso Viñegla .- GENTE DE LORCA. Periódico El Lorquino.