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Cuando el Castellano alcanzó su perfección

Cultura

Cuando el Castellano alcanzó su perfección


Fernando Cabrera 03/10/2015 EL LORQUINO Eran los comienzos del siglo XVIII. El momento en que las luces empezarían a deslumbrar a los ciegos aún apegados a los medievales pensamientos. Había sido España (y todavía lo es) un crisol de culturas; distintas tradiciones y distintas lenguas se dieron la mano, recogiendo un poco de cada una de las culturas que vivieron durante siglos en la península.el castellano

De entre todas las lenguas hubo una que destacó por encima de las otras; una que se hizo de uso común y mundano: el castellano. Pasaron los siglos hasta que en la mayor parte de España se habla esta lengua derivada del latín y con una clara influencia árabe. El siglo de las luces trajo consigo un pequeño hálito de esperanza a los más progresistas en esto de la cultura. Empezó a surgir el interés por que el pueblo llano aprendiera y conociera.

Se le había tenido amodorrado y convencido de que leer y escribir no era propio de campesinos o de don nadies. Era un mes de agosto de 1713 cuando el ilustrado Marqués de Villena, Juan Manuel Fernández Pacheco, fundó la Real Academia Española junto a otros eruditos y literatos del momento, pero no sería hasta un año y dos meses después, 3 de octubre de 1714, cuando sería aprobada su constitución por el monarca Felipe V, estando a partir de entonces bajo su protección.

Antes de que esto ocurriera, ya tenían Portugal, Francia e Italia un gran diccionario completo en su lengua, pero aún no España. Creyeron los ilustrados, entre ellos el Marqués de Villena, que el castellano ya estaba lo suficiente maduro como para formalizarlo, y así lo hicieron. No obstante, a pesar de que España pareciese avanzar, encontró la oposición de muchos que creyeron que el aprendizaje no era para todos. La iglesia y la Inquisición seguían teniendo un gran poder sobre el pueblo, y muchos saberes que se descubrían en el extranjero no eran aceptados por estos organismos ultraconservadores por atentar contra la “palabra” de Dios.

Esto fue así hasta casi el final del siglo XVIII. Nos sumíamos en la incultura más profunda a pesar de tener uno de los idiomas más complejos y ricos de toda Europa. En este ambiente, la mayoría de los miembros de la Real Academia hacían inmensos esfuerzos por adquirir nuevos conocimientos al margen de lo que los conservadores dijesen o alegasen en contra de los pecaminosos descubrimientos de que gozaban sus homónimos franceses o alemanes. Este hecho se ve reflejado en la última novela del escritor cartagenero (y también miembro de la RAE) Arturo Pérez Reverte, Hombres buenos.

En este libro se relata el viaje (real) de dos miembros de la Academia a París para hacerse con la Encyclopédie. La mayor recolección de conocimientos de aquella época y que, por supuesto, estaba completamente prohibida en España. Sobra decir que muchos buscarían el fracaso de dicha expedición, pues es de sobra conocido que la ignorancia mantiene al pueblo sumiso.


Artículo escrito por Fernando Cabrera para Periódico El Lorquino. 


 

 

Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

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