Conecta con nosotros

Ureña realizó en Madrid la faena de su vida. “Hoy me puedo morir tranquilo”

Lorca

Ureña realizó en Madrid la faena de su vida. “Hoy me puedo morir tranquilo”

ureña efe

En imagen: Ureña en Las Ventas en una fotografía cortesía de la Agencia EFE

El lorquino Paco Ureña rozó la gloria en Las Ventas ante el toro Murciano, de Adolfo Martín, dejándose la Puerta Grande con los aceros. El murciano Rafaelillo, solvente, también perdió una oreja en su primero. Tarde de murcianos en Madrid.

05/10/2015. EL LORQUINO Amenazó durante todo el día lluvia y llegó a llover ligeramente en Madrid, pese a lo cual la expectación era máxima y la plaza de toros de Las Ventas rozó el lleno al reclamo de los Albaserradas de Adolfo Martín, que está lidiando una temporada sensacional, y tres espadas con cartel en Madrid: los murcianos Rafaelillo y Paco Ureña y el madrileño Fernando Robleño. Desde primeras horas la presencia de murcianos en los alrededores de la plaza se dejó notar. Y fue la tarde de los murcianos, especialmente del de Lorca, que celebró por todo lo alto su onomástica.

La corrida estuvo muy en la línea de lo que antes solían ser los Victorinos, complicados y sin regalar nada a los toreros, vendiendo cara su muerte en palabras del ganadero, y manteniendo por tanto el interés durante toda la tarde. Los tres primeros especialmente fueron de enfermería.

Ante semejante material Robleño no pasó de mucho más allá de una faena de aliño con el segundo y pecó quizá de desconfianza con el quinto, que se dejaba más, si bien el toro no transmitía tampoco en sus embestidas.

Se esperaba a Rafaelillo tras su faenón a un Miura en San Isidro y el murciano cumplió con creces. En su primero, tobillero y peligroso, destacó el inicio de faena por bajo, con un cambio de mano sensacional. El resto de la faena fue un toma y daca en el que el torero se libró varias veces de milagro de la cornada, pues el animal se orientó pronto y no regalaba ninguna embestida clara. Hecho un tío Rafaelillo, que pinchó antes de agarrar una estocada, difuminando lo que quizá hubiese sido una oreja y recibiendo como premio una clamorosa ovación desde los medios. Brindó el cuarto al público, si bien el astado se quedaba corto y reponía en cada viaje. Lección de honradez, profesionalidad y experiencia del torero, que sacó lo poco que había de un pozo seco. Lo pasaportó y recibió otra ovación.

Paco Ureña salió enrazado, dispuesto a demostrar al público de Madrid de lo que es capaz. Ya realizó al segundo, primero de Robleño, un quite ajustadísimo por chicuelinas aprovechando la inercia del toro y rematadas con media. El saludo capotero por verónicas al tercero, que levantaba la cara por las nubes, fue vibrante y emocionante. Brindó al público y se jugó literalmente el tipo de forma sincera y valiente Ureña, todo garra, voluntad y corazón, casi temerario a veces, ante un toro que pareció entregarse más que sus hermanos, pero que fue áspero y complicado, levantándole los pies del suelo al lorquino en varias ocasiones, recibiendo varios golpes, uno de los cuales le agravó la lesión que arrastraba en el escafoides de su mano derecha desde su encerrona en Lorca, por lo que tuvo que pasar a la enfermería a la muerte del tercero, de donde salió para matar al sexto, Murciano de nombre, que brindó a su padre y al padre de Rafaelillo. Y dos murcianos se encontraron. El toro no fue fácil al principio, pues no acababa de entregarse, y de hecho volteó a Paco en un derechazo. Se levantó magullado y enrabietado y metió al toro en el canasto, sacando el Adolfo su fondo y clase. A partir de ahí todo fue a más y Las Ventas fue un delirio. Éxtasis al natural. El torero se sintió con el toro, destacando una serie de frente a pies juntos que recordó las grandes tardes en esta plaza del rubio torero de Lorca, del maestro Pepín Jiménez. Las Ventas, en pie, era un manicomio. Tal fue la entrega del torero, roto en cuerpo y alma, que no pudo reprimir las lágrimas. Cuando se fue a por la espada se presentía un triunfo grande, pero el torero, mermado de su mano derecha, pinchó y emborronó la faena con una estocada baja que hizo guardia, para dejar una buena estocada al tercer intento que, de haber sido a la primera, habría puesto en sus manos las dos orejas y le hubiese abierto las puertas a la calle de Alcalá. La vuelta al ruedo fue clamorosa y unánime, sin un voto en contra. “Hoy me puedo morir tranquilo”, declaró el torero a la prensa, en una frase para la historia que resumía su entrega y su lucha personal. No te nos mueras Paco, que nos tienes que dar grandes tardes de toros.

ureña julian lopez

Paco Ureña en una imagen tomada por Julián López, publicada en la web mundotoro

Ficha resumen del festejo:

Plaza de toros Monumental de Las Ventas de Madrid. Cuarta y última de la Feria de Otoño. Más de tres cuartos de entrada en los tendidos en tarde nublada y con amenaza de lluvia. Toros de Adolfo Martín, bien presentados, algunos veletos y cornipasos, todos cumplidores en varas, complicados, tobilleros y sin entregarse en la muleta los cuatro primeros. El quinto, noblón y sosote, se dejó algo más. El mejor fue el sexto, de nombre Murciano, que acabó sacando fondo y clase.

Rafael Rubio “Rafaelillo” (de tabaco y oro). En el 1º, pinchazo y estocada: gran ovación con saludos desde los medios. En el 4º, pinchazo y estocada casi entera: ovación con saludos desde el tercio.

Fernando Robleño (de blanco y plata). En el 2º, pinchazo y estocada desprendida: silencio. En el 5º, estocada de efecto fulminante: silencio.

Paco Ureña (de rosa salmón y oro). En el 3º, pinchazo en la suerte de recibir y estocada desprendida: ovación con saludos desde el tercio. En el 6º, pinchazo, estocada en los bajos que hizo guardia y buena estocada: vuelta al ruedo tras aviso.

Parte médico de Paco Ureña a la lidia del tercero: “Fractura navicular (escafoides) de muñeca cerrada. Policontusiones. Tratamiento de urgencia: férula antebraquial y vendaje compresivo inguino pédico”. Firmado: Jorge Enrique Fernández Santamaría. Posiblemente lleve también una cornada interna, pasando a ser examinado durante el día de hoy por el doctor Máximo García Padrós para una posible intervención quirúrgica.


Informa: Diego Antonio Reinaldos Miñarro, para Periódico El Lorquino.


 

Redacción de Periódico EL LORQUINO Noticias.

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más de Lorca

To Top