Horas antes de que la madrugada de este sábado, el tifón Hagibis azotara las costas de Japón, los habitantes locales fueron testigos de un raro espectáculo: un cielo color rosado.

Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés), el color de la puesta del sol se determina por varios factores, como por ejemplo las nubes en la troposfera y la presencia de partículas de polvo en el aire.

La Agencia Meteorológica de Japón pronostica vientos máximos sostenidos de 126 kilómetros por hora —velocidad equivalente a la de un huracán de categoría 1—, y señala que Hagibis se mueve a 30 kilómetros por hora en dirección a Tokio.