Terry Brazier acudió al Hospital Central de Leicester (Inglaterra, Reino Unido) en septiembre de 2018 para someterse a una intervención que mejorara el funcionamiento de su aparato urinario y terminó con una circuncisión.

El plan inicial era que el paciente recibiera una inyección de bótox en la pared de la vejiga para paliar su incontinencia urinaria, pero su informe médico se traspapeló antes de la operación.

Brazier explicó al tabloide Daily Star que se distrajo tanto al hablar con una enfermera que no se dio cuenta de que algo andaba mal y se encontró con «una verdadera sorpresa».

Como resultado de este error, ese centro sanitario tuvo que recompensar al paciente con 20.000 libras esterlinas, alrededor de 22.000 euros.